De Santiago… el camino

La gente de Pirelli organizó un evento para difundir entre usuarios, prensa escrita y medios on-line, las bondades del Angel ST.
Se llamó “La ruta del ángel”, nombre inspirado en una de las personalidades de este neumático de apariencia angelical (al menos en sus primeros kilómetros, porque después su dibujo empieza mutar hacia un aspecto menos amigable) pero siempre dispuesto a dar batalla en el infierno de la carretera.
Se ve que necesitaban angelitos y pensaron en mi… que soy un creyente devoto de “san miguel”.
Consistía en una ruta que partió de Barcelona el día 10 de este mes, para hacer escala en Pamplona, Oviedo, Santiago de Compostela y Zamora y acabar en Madrid.
Durante 5 días, 15 probadores entre los que me incluyo, pusimos a prueba un neumático que en principio no presume de estar especialmente diseñado para alguna condición meteorológica concreta… en todas las variantes climáticas posibles (faltó la nieve y las tormentas de arena… pero nadie echó en falta a ninguna de las dos) y con monturas tan diversas como puede ser la ágil Ducati Monster y la mas turística (aunque de un sorprendente desempeño para uso deportivo) Kawasaki Z1000SX.
Mi tramo de la ruta, convocado a las 8:30 para partir desde Santiago de Compostela, empezó puntual y bajo una de las mejores mañanas que Galicia pueda regalar a sus visitantes en una mañana de mediados de abril.
Uno puede recibir una charla técnica, donde te explican que el compuesto mejorado de silicio y carbón negro optimiza el agarre sin sacrificar la durabilidad… pero una cosa es que te lo cuenten y otra muy diferente es vivirlo.
Encontramos tramos de asfalto muy buenos, otros muy malos… y unos cuantos “peores”.
Recorrimos todos ellos bajo la caprichosa climatología del norte que alternó un solazo impropio de esa tierra y de esta época, con nubes y niebla que impedían a la humedad matinal secarse del todo. Yo lo hice, la mayor parte del tiempo, montada en la Kawa 1000. Una moto que merece un post a parte (y lo tendrá, porque quedé muy satisfecho con ella) pero que a pesar de su excelente motor (que empuja sin baches en todas las marchas) y la firmeza de unas suspensiones (que sin ser “pata negra”, soportan con entereza el uso deportivo) pesa bastante mas (61 kg mas que la Monster 796, por ejemplo) que sus compañeras de ruta, complicando las en entradas en curvas donde mi exceso de optimismo me hacían creer que era capaz de entrar a la misma velocidad que lo hacia nuestro guía en la Speed Triple 1050.
Allí donde el peso (propio y de la moto) me ponían en apuros, los Pirelli’s me sacaban, demostrando que sus pretensiones deportivas son serias, mas allá de estar comprometidos con la durabilidad que exigen las potentes deportivas de hoy en día.
Continuará…
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